PINTAR ESTÁ DE MODA
En esta época de tanta información, de acceso a todo el mundo desde la pantalla, me sorprende la uniformidad. La posibilidad inmensa de expansión, no se ve en mi área: la creación pictórica, cuya vedette este año es la acuarela. Una técnica antiquísima que los maestros utilizaban para hacer sus croquis y apuntes antes de la obra magna, hoy está siendo utilizada muchísimo en obras «deco». Mucha gente está tomando cursos de acuarela para aprender a pintar paisajes, la ciudad desde fotos y sobre todo, flores. Para pintar tan lindo como la profesora. Y muchos profesores y profesoras ofrecen cápsulas de demostración, pedacitos de un estilo que, paradójicamente, no es propio de esos profesores en el que, en muchos casos, aún son aprendices. Al parecer, el acceso a las pantallas, a las videoconferencias y a los zooms ha hecho que cualquiera enseñe, cualquier cosa. «Es una fuente de ingresos para el artista», se puede decir. «Es un refugio de relajo para el alumno», también se puede decir. Mal que mal en todas las disciplinas ha habido un nivel profesional y uno amateur y del practicante esporádico. Claro, no tiene de fondo ningún problema conceptual. «Acercar el arte a todos»…si, suena razonable. El problema es cuando etiquetamos el pintar de colores una hoja como arte…el enseñar a hacer una aguada (con más o menos rigor técnico), como arte. Confundimos el medio, la técnica con arte. Y arte…oh, el arte está más allá de todo eso, arte no creo lleguen muchos pintores a desarrollar. Se han escrito tratados y discusiones filosóficas a lo que es el arte…lo único que tengo claro es que no es lo que vemos enseñándose hoy. Y que de seguro no es tampoco lo que yo hago. Aunque mi descripción diga artista, es sólo una referencia para que sepan que no hago tortas ni muebles.
Bueno, sacando la reflexión de si lo que venden es arte o no de la mesa, hay algo más importante que es lo que me preocupa: el tomar una técnica que está de moda y difundirla para que todos la practiquen. Moda. No es enseñar a pintar. No es enseñar a dibujar. Es mostrar una moda y que el que la quiera seguir, que la siga, acá unos tips y un video en vivo y basta. Entonces, todo se llena de hojas monsteras o flores coloreadas o conejos con plumas en la cabeza…el objetivo es vender esas clases, no que la gente aprenda de verdad. Cualquier aprendizaje se da en la práctica contante y de años y es personal a cada alumno, pero la labor del profesor es mostrar caminos y apoyar las fortalezas de esa persona. No dar un calco para que todos lo copien.
CLONES
Pienso en otro ejemplo donde se ve esto, ahora en el nivel más “profesional” de la acuarela. Hay algunos reconocidos artistas, precursores de un estilo que se ha impuesto y traspasado fronteras, por ejemplo Joseph Zbukvic o Alvaro Castagnet. Genios que tomaron la técnica de la acuarela y con su visión personal la llevaron a ser un estilo propio y reconocible. Un estilo que lamentablemente es copiado e imitado como si fuese un mantra o una receta a seguir: asi se pinta la acuarela. ¿Por qué? Se repite tanto la receta, que aburre. Sea bien ejecutado o muy mal, no entiendo a un pintor que se quede satisfecho con copiar.

LA COPIA COMO ESTUDIO
Todos los maestros antiguos copiaron. Como no había internet, lo hacían en el taller del maestro o en un museo. Si, pero el objetivo era aprender, estudiar, no hacer pasar esa copia como una obra propia. Muchas veces eran aprendices de otro gran maestro, por muchos muchos años y tenían que aplicar su estilo y seguir en el anonimato hasta lograr el nivel que les permitía abrir sus propios talleres y así, repetir el ciclo. No firmaban con su nombre una obra característica de un gran artista. Es una entretención casi morbosa para mi ver Instagram y decir, ah, esta obra de X artista es igual a una de X maestro….es un Mini xxxx…(o sea, no son copias iguales iguales, pero tiene la técnica – con o sin éxito – y el concepto – con o sin éxito son aplicadas una y otra vez a cada tema). Y yo no puedo dejar de preguntarme: esos artistas que usan las técnicas de otros como una receta infalible, no se dan cuenta que están dilapidando su oportunidad de ser originales? De ser fiel a sí mismos? ¿De “romperla” y ser un nuevo maestro? Claro, seguir una receta exitosa es un camino corto hacia un éxito tal vez rápido, muchos querrán comprar su obra porque les gusta (porque o no conocen al original o les gusta tanto que quieren algo similar y de seguro no podrían comprar por precio el del maestro), pero, en su fuero interno, ese artista está satisfecho consigo mismo? ¿Se siente visto por lo que es? Creo que aquí se da la lógica que cruza nuestra sociedad: el ser parte, el ser de una tribu, el ser del grupo. En una época que como nunca podría dar cabida a la más amplia diversidad, elegimos ser iguales.

EL CAMINO DIFICIL
Elegir ser uno es el camino difícil en las redes sociales. Puede que te den pocos likes. Puede que tu Instagram tenga pocos seguidores. Puede que no consigas cientos de alumnos que compren tu tutorial o vean tus clases gratuitas. Cierto. ¿Pero son más importantes los seguidores que ser tú mismo? Porque el que te siga, aunque sea una persona, te seguirá por lo que tú le das que no encuentra en otra parte. Porque el que te compre, comprará lo que sólo tú puedes crear. Y eso, no tiene precio. Es atreverse a ser uno, es vivir la vida con autenticidad. Con originalidad. Tal vez no vas a hacer cosas magistrales, tal vez no vas a ser invitado a una exposición, pero poco a poco, con mucha constancia, irás encontrando tu lugar, tu tribu, tu forma de pintar y de dibujar. Requiere coraje, agallas, persistencia….será difícil, pero caramba, no es una gran cosa eso de vivir tu propia vida? Yo por lo menos, lo creo.

Llevo 15 años dedicada full al dibujo y a la pintura, después de trabajar en el área gráfica con buen sueldo y viajes y todo lo que se puede comprar cuando uno tiene una “buena pega”. Cuando renuncié para dedicarme al arte recibí comentarios casi burlescos, que si iba a ganar millones con mis pinturas…y durante muchos años la pregunta era: ¿en qué galería están tus cuadros? ¿Cuándo expones? Sin contactos y sin hacer un arte “contemporáneo”, esos caminos o no me gustaron o no se abrieron. Así que, como hormiga, he seguido dibujando y pintando honestamente durante todos estos años. He llorado, he maldecido, he querido abandonar mil veces. Y no he podido. Porque si no pinto durante un tiempo ando mal, algo me falta. Y no es que me falte el gozo de pintar, no, es algo que por dentro me dice: floja, cobarde, tienes un talento y se te dio para algo…y no me deja tranquila hasta que no comienzo a crear. Lento he ido subiendo en seguidores, de a poco, muy de a poco, pero los que me siguen conocen mi estilo y me siguen por eso, son del área que a mí me interesa, en su mayoría. Y no sigo sólo por que me sigan si es que no me hace sentido o si veo que lo hacen para que yo compre sus productos que no tienen nada que ver conmigo. He creado grupos de croquis, he apoyado a muchos para que descubran su propio camino en el dibujo. Porque el brillo de alguien que se encuentra y se valora supera al sol…porque somos felices cuando somos vistos y cuando nos sentimos dando, que lo que hacemos es importante.
Entonces, me da rabia ver tanto imitador que se pierde a sí mismo al imitar. Tal vez incluso hay por allí alguien que me copia a mi. Es posible. Pero uno puede copiar la envoltura, no lo que va dentro. Nadie tiene mi mirada, nadie tiene mis manos, nadie tiene mi historia, mi biología ni mi culturización. Nadie es igual al otro y eso debiera ser motivo de alegría y de orgullo…y honrar nuestra Originalidad.

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